Nuevas formas ….¡de verdad!
Isabel Segura Roda
El mundo está en constante cambio, aunque algunos no se enteren y persistan
en sus formas y sus “maneras de hacer” (me refiero concretamente a los partidos
políticos, sindicatos, y algunas entidades)… y estos cambios no solo obedecen a
las nuevas tecnologías (¿nuevas?) o a la necesidad de aparentar unas formas mas
adecuadas a la a actual demanda social (políticas de calidad, sostenibilidad…).
Sí, el mundo está en constante cambio gracias (o por culpa) de que las
personas pensamos, analizamos y actuamos de manera asociada a nuestras
necesidades y estas actitudes generan situaciones nuevas y también nuevas
formas de relacionarse.
No me refiero a las relaciones personales, sino a las que conllevan la
satisfacción de una necesidad material (compra de alimentos, alquiler de la
vivienda, transporte… etc.).
Siempre que aparecen nuevas ideas o nuevas opciones parece que se produce
una avalancha de ellas y hoy podemos ver que temas como el transporte, la
compra de vivienda o incluso los servicios presentan opciones completamente
diferentes e imaginativas a las que veníamos acostumbrados.
Esta corriente de actuación, que ya se ha instalados entre nosotros se han
englobado bajo el nombre “consumo
colaborativo” y parece estar creciendo y
creando relaciones entre el que necesita algo y el que lo ofrece que hasta hace
poco no se nos podían ocurrir.
El otro día, tuve ocasión de leer un artículo cuyo título me sorprendió “La
tienda de la Honestidad”... un concepto curioso y un nombre llamativo.
Está muy claro que la falta de honestidad es uno de los graves problemas
con que casi todos los países se encuentran y que esta “virtud” parece haber
desaparecido de nuestra cultura y nuestro hacer diario. Incluso me atrevería a
decir que es una palabra como anticuada, pasada de moda, casi casi con
connotaciones religiosas…pero que ahora parece que va a dar sentido a una nueva
forma de relacionarse en el campo, por ejemplo del teatro o del comercio… me
explico.
Como os decía más arriba, en Londres hay un autobús que circula como “la
tienda de la honestidad” concepto en el que se confía completamente en el
cliente; la operativa es muy sencilla, escoges un producto de los que se venden
(objetos decorativos para la casa) y dejas el dinero en un sobre donde escribes
el precio y lo pones en un antiguo buzón de correos.
Otro ejemplo lo tenemos en la llamada “taquilla inversa”. En Barcelona una
serie de compañías de teatro han implantado esta fórmula, que consiste en que
tú vas al teatro, ves la obra y al final pagas lo que consideras oportuno….
¿Y quien no conoce la posibilidad de compartir coche y los gastos, si realizas un determinado trayecto? O... la
posibilidad de intercambiar (sin dinero por medio) tu vivienda con alguien que
a su vez te cede la suya, o el banco del tiempo (ya un viejo sistema) donde
ofreces tu tiempo para ayudar o quienes lo necesiten… o muchos otros sistemas
de nuevas relaciones.
La imaginación, la creatividad añadida a la necesidad están consiguiendo
relaciones que escapan de lo que hasta ahora tenemos como “normalizado”,
legislado o acotado por normativas, y este movimiento imparable preocupa a
determinados sectores y a las administraciones.
Todos entendemos que nos hemos de mover en un marco de garantía jurídica,
todos queremos tener seguridad a la hora de dar o de recibir, pero esto no ha
de ser una excusa para cortar las alas a iniciativas que favorecen al
consumidor ayudando a que nuestras relaciones sean menos costosas
económicamente y colaboren a transitar por una sociedad más equilibrada y más
coparticipativa.
© Isabel Segura Roda 2014
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